Iñurrategi, Vallejo y Zabalza vuelven de Groenlandia satisfechos tras una travesía muy exigente
La destreza adquirida en el uso de las cometas les ha animado para la próxima aventura en La Antartida
Bilbao, 21 de junio de 2011.- Un fin de semana de descanso en casa ha mejorado el aspecto físico de Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza respecto a las imágenes que enviaron cuando se encontraban a medio camino de su periplo en Groenlandia. Pero el tremendo esfuerzo de los 2.300 kilómetros recorridos 32 días sobre la meseta helada era todavía visible en sus ostros hoy, en el transcurso de la rueda de prensa en la que han tenido la oportunidad de relatar los pormenores de su aventura ante los medios de comunicación.
“Lo importante era aprender” ha sido sin duda la frase más repetida por los tres protagonistas en la rueda de prensa. También han coincidido al subrayar cómo la experiencia groenlandesa, por la dureza de sus condiciones, ha contribuido a cohesionar el equipo, dotándole de una buena dosis de optimismo y confianza en las propias fuerzas de cara al reto que les espera en otoño en la Antártida.
La expedición BBK/NATURGAS TRANSANTARTIKA ha conseguido su objetivo en menos tiempo del previsto (32 días frente a los 40 estimados), pero no se puede decir que la travesía del Sur al Norte de Groenlandia haya transcurrido exenta de dificultades. Soportar temperaturas de 30º bajo cero entraba dentro de lo previsto, no así las durísimas primeras jornadas, las del ascenso desde la costa hasta la meseta central de la isla, sin ninguna ayuda del viento y arrastrando trineos de más de 100 kilos a golpe de riñón. Fueron jornadas descorazonadoras, en las que la nieve blanda y profunda las clavaba sobre el terreno y apenas avanzaban 10 kilómetros por día.
A medida que ganaban altura, el viento se fue haciendo presente, acompañado de un frío cada vez más intenso. El problema era entonces dominar las cometas, evitar roturas o el vuelco de los trineos, y aguantar hasta 11 horas sobre sus esquís sin perder el rumbo en un paisaje desolado. Aún así, las tormentas les impidieron en más de una ocasión abandonar la tienda, mientras que otros días fue la total ausencia de viento la que les obligó a permanecer anclados sobre el terreno. En sus comunicaciones con la base de BAT Basque Team, a menudo en condiciones muy difíciles, los expedicionarios definieron muy gráficamente la dureza de esta aventura: “Esto es alpinismo horizontal, con el inconveniente de que al final de la jornada no tienes un campamento base donde relajarte y que el cocinero te traiga un té”.
Un reto aún mayor
El éxito alcanzado no debe hacer olvidar que Groenlandia no es sino la primera parte del proyecto NATURGAS/BBK TRANSANTARTIKA 2011, y que dentro de cinco meses Iñurrategi, Vallejo y Zabalza deberán afrontar un reto aún mayor en la Antártida. Aprovechando el verano austral, el equipo de BAT Basque Team pretende volver a permanecer en total autonomía, esta vez durante aproximadamente 70 días, y con el hito añadido de alcanzar el Polo Sur. Otro elemento diferenciador va a ser la combinación de la travesía con trineos tirados por cometas con alguna escalada. A falta de concretar los detalles del recorrido, las primeras etapas probablemente atravesarán la región conocida como “la Tierra de la Reina Maud”, que acoge algunas de las formaciones rocosas más espectaculares de la Antártida. Allí podrían intentar coronar alguno de sus picos, que ofrecen una especial complicación técnica, además de las condiciones climatológicas extremas que caracterizan al continente helado.
Alberto Iñurrategi (Aretxabaleta, 1968), Juan Vallejo (Gasteiz 1970) y Mikel Zabalza (Iruñea, 1970) han conformado un equipo perfectamente compenetrado, para el que NATURGAS/BBK TRANSANTARTIKA 2011 constituye el cuarto proyecto conjunto con el apoyo de BAT Basque Team desde el año 2009. Tras dos intentos de escalar en estilo alpino el pilar Oeste del Makalu y el corredor Hornbein del Everest, malogrados por la climatología adversa, el año pasado lograron abrir una nueva vía en el Broad Peak y encadenar sus tres cimas, también en estilo alpino. Iñurrategi, Vallejo y Zabalza acumulan cerca de una treintena de ochomiles, además de otras muchas ascensiones en los cinco continentes y en las más diversas condiciones de clima y dificultad técnica.
Declaraciones
Iñurrategi ha explicado que “ésta era una experiencia nueva, en la que lo importante era aprender, y lo cierto es que hemos aprendido mucho: sobre la técnica del manejo de cometas, sobre la importancia de la nutrición y de la planificación previa, sobre la convivencia en un espacio muy reducido durante muchas horas, y sobre cómo seguir adelante a pesar de los problemas”. También ha incidido en la dureza de la experiencia vivida en Groenlandia “que no se refleja en las imágenes, porque ahí no se ve lo que supone arrastrar 150 kilos con 30 centímetros de nieve, o la frustración de hacer apenas 10 kilómetros al día cuando te quedan 2.000 por delante, el frío, el aislamiento, el sufrimiento de pasar 12 horas con unas botas de esquí, o las tres horas que nos costaba cada día montar el campamento y disponer de agua y comida”.
Por su parte, Juan Vallejo ha expresado la satisfacción del equipo “porque hemos cubierto muchas aspiraciones a un tiempo, y hemos aprendido a desenvolvernos en un medio que, aunque es similar a la montaña, tiene sus peculiaridades”. El vitoriano ha explicado que “lo que se pensó como una prueba ha acabado siendo una gran expedición, mucho más dura de lo que creíamos, pero hemos sabido solventar los problemas y ha resultado realmente enriquecedora”. Vallejo ha añadido que “lo que nos espera ahora son los mismos ingredientes al cuadrado: va a ser más larga, en condiciones más duras, con terreno y vientos menos favorables, y añadiendo el factor de la escalada”.
Mikel Zabalza ha incidido en lo que a su juicio fueron los momentos más duros de la travesía, “los primeros días, que fueron físicamente muy exigentes, o más tarde el frío en los pies, el dolor en las rodillas y en las piernas por un esfuerzo muy estático cuando podíamos sacar provecho a las cometas, hasta el punto que en más de una ocasión pensaba que me iba a caer mientras montábamos el campamento”. El navarro también ha destacado entre lo mejor de la experiencia “el grado de convivencia y armonía entre nosotros, porque al final una travesía como ésta se convierte en una especie de matrimonio en el que no puedes desconectar de las personas con las que compartes las 24 horas durante varias semanas”. Mikel es además el único de los tres con experiencia previa en la Antártida, tras una expedición de hace ahora 10 años, y ahora se siente “doblemente afortunado, porque estéticamente se trata del lugar más increíble que he visto en mi vida, con picos de roca que se elevan mil metros sobre la superficie helada”.